miércoles, octubre 06, 2010

CRIADERO DE CANGREJOS EN CAÑIZAR DEL OLIVAR (TERUEL)

Fotografía tomada en los años 70

El día 14 de noviembre de 2004 Diario de Teruel publicaba la noticia de la inauguración de la primera astacifactoría (criadero de cangrejos, en Aragón, el artículo decía:

Cañizar del Olivar cuenta con la primera astacifactoria de Aragón y la segunda de España. Su puesta en marcha ha servido para repoblar de cangrejo autóctono los ríos de esta especie que está en peligro de extinción. El proyecto ha servido para fomentar el turismo y asentamiento de la población en la localidad, es un complejo que contempla además una granja tradicional educativa, un albergue y una zona de acampada.

El creador del proyecto de la astacifactoria es Juan Domingo Sancho, quien explica que la idea empezó a surgir con la desaparición del cangrejo autóctono. “A raíz de la desaparición del cangrejo autóctono se encargo un estudio que realizó el veterinario Félix Royo y el doctor José Luis Muzquiz. El estudio se fue convirtiendo en proyecto medioambiental”.

La astacifactoria es la primera que tiene Aragón y la segunda de España, hay otra cerca de Molina de Aragón que nutre de austropotamobius pallipes al resto de Comunidades Autónomas. Esta especie invertebrada está en peligro de extinción. La enfermedad de la afanomicosis trasmitida por el cangrejo americano, se ha cebado con el cangrejo autóctono.....

Fuente: Diario de Teruel 14-11-2004


Macrofotografía tomada en los años 70

EL CANGREJO DE RÍO AUTÓCTONO

Hace más de treinta años el cangrejo común o de patas blancas, era abundante en gran parte de la península Ibérica, siendo muy valorado por la gente que acudía con sus redes a los ríos y disfrutaba con este pasatiempo fluvial. La pesca suponía un agradable paseo por ríos y lagunas a lo que se sumaba la ilusión por las capturas y la rica cangrejada con lo que se festejaba el resultado de la pesca.

Hoy, esta especie, catalogada “en peligro de extinción”se encuentra en situación crítica, pues solo sobrevive en algunas balsas y arroyos aislados de los cauces principales, donde no ha llegado su mortal enemigo, la afanomicosis o peste del cangrejo (aphanomices astaci), de la que son portadores las especies americanas introducidas, el cangrejo rojo y, en menor medida, el cangrejo señal, resistente al hongo.

Aunque en tiempos existió un debate sobre la procedencia de la especie en Iberia, diciendo algunos que podía haber sido introducida desde Italia, los generistas, tras revisar numerosas muestras, han confirmado su origen autóctono, pues aunque descienden de escasos ejemplares, hace más de 6000 años que se extiende por la Península....

Fuente: ASOCIACIÓN Y COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS TÉCNICOS - FORESTA

Más información en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Cangrejo_de_r%C3%ADo

http://www.revistaaquatic.com/aquatic/pdf/18_4.pdf

http://portal.aragon.es/portal/page/portal/MEDIOAMBIENTE/MEDIONATURAL/BIODIVERSIDAD/PUBLICACIONES/CATALOGO/CANGREJO.PDF


martes, septiembre 07, 2010

FIESTAS EN HONOR DE LA VIRGEN DE LA ZARZA - ALIAGA (TERUEL)

Portada programa fiestas

Buscando en los últimos programas de fiestas de Aliaga algún artículo para ilustrar este post he encontrado este de 2009 cuyo autor es Rafel Cerra Iranzo, secretario de la Cofradía.

“En el Exodo leemos: “Veía Moisés que la zarza ardía y no se consumía”. Al acercarse, de en medio de la zarza oyó: “Quita las sandalias de tus pies que el lugar en que estás es tierra santa” y añadió “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”. El fuego y la luz, la fe y la tradición. Esa es la escena que aparece pintada por D. Rafael Cardells en el frontis del crucero del Santuario.

La historia sobre la Zarza que tradicionalmente se trasmite de boca a boca, se recoge en el libro del P. Faci “Aragón Reino de Cristo y dote de María Santísima”.

La tradición de la Zarza la documenta el P. Faci en el V. Blasco de Lanuza y en el F. Andrés de Ustarroz y la refiere como sigue: “Jaime Torrecilla, vecino de Aliaga, saliendo un día muy de mañana a su labranza, y pasando por el sitio (donde hoy está la Iglesia de Nuestra Señora y entonces había unos zarzales) volviendo los ojos, vio sobre estos a la mejor Aurora, la S. Imagen de Nuestra Señora, la cual dijo: “era su voluntad que avisase a los de Aliaga el favor, y prodigio, para que allí edificasen una Iglesia, donde fuese venerada de la Villa”.

Así lo comunicó Jaime Torrecilla, pero la Villa resolvió traer la imagen a su Iglesia Parroquial. Ahí da comienzo un largo proceso durante el cual la Virgen siempre vuelve a los zarzales, a la zarza o al zarzal de moras silvestres; así se recoge en los distintos episodios que se refieren. Primero se construyó una ermita pequeña y entre intento e intento de los hombres por trasladar la imagen a la Iglesia Parroquial, primero en la cuesta del castillo, entre el Bolico San Juan y el desfiladero, y después en el pueblo, la Virgen siempre vuelve a la Zarza.

La aparición suele situarse a finales del siglo XII, pues como también recoge el P. Faci: “La antigüedad de este Santuario no se sabe, pero colígese haber sucedido su aparición muchos siglos ha, por la institución de una Capellanía de Cofradía de Nuestra Señora, su fecha año 1406, en que ésta era ya antigua”.

El libro del P. Faci se imprime en 1739 y nos dice que en 1406 la Cofradía ya era antigua y cuando escribe, la pequeña ermita del principio se ha convertido en un santuario. Habla, incluso, de que en algún momento la zarza se secó, pero los que llevamos bastantes años a nuestras espaldas, todos hemos conocido en el muro exterior, a la altura del altar, unos grandes zarzales, e incluso en el interior del muro, pegados a la pared del ábside, las zarzas siempre vuelven. Los zarzales siempre están en su sitio, la Virgen siempre vuelve a su Zarza, la zarza arde sin consumirse. Ahí están la tradición, el fuego, la luz, la fe, el consuelo, la esperanza, la alegría y la caridad de Aliaga. Las fiestas de Nuestra Señora de la Zarza nos hacen presente todo eso.

Fuente: Programa de fiestas de 2009

FELICES FIESTAS AL PUEBLO DE ALIAGA




sábado, julio 31, 2010

NACIMIENTO DEL RÍO MARTÍN EN SON DEL PUERTO. TRAMO: CERVERA DEL RINCÓN - LAS PARRAS DE MARTÍN

El Río Martín en Cervera del Rincón

En este verano tan caluroso aunque sea virtualmente les he preparado la segunda entrega del nacimiento del Río Martín. En septiembre de 2008 vimos el río desde su nacimiento en Son del Puerto hasta el Molino Alto, en esta ocasión les presento el tercer tramo que va desde Cervera del Rincón hasta Las Parras de Martín.
Quizás sea el lugar más pintoresco de todos, antiguamente se le llamaba Hocino de Cervera, ahora más conocido por El Chorredero, de lo que si estoy seguro de que es el paisaje más visitado del entorno.

Salto de Cervera

Para contemplar el Hocino completo podemos acceder en coche a través de Utrillas, dirección Las Parras de Martín (9 Km.) pasado el pueblo continuamos dos o tres kilómetros en dirección a Cervera del Rincón, dejamos el coche en unos corrales de ganado que hay a la orilla de la carretera, seguimos andando río arriba, no hay pérdida pues el río está allí mismo. Al llegar al Chorredero contemplamos este singular paisaje con tranquilidad para seguir el recorrido, este hocino es recomendable visitarlo por la mañana pues la luz da de lleno, por la tarde hay sombra.

El Chorredero

Después seguimos ascendiendo por la senda que que nos lleva a lo alto del hocino, podemos ver las cuevas naturales que se usaban para encerrar el ganado.
Una vez en lo alto hay una pequeña llanura, si nos acercamos a las proximidades del río, con mucha precaución descendemos a un parapeto de piedra desde el que podemos contemplar una magnífica cascada llamada Salto de Cervera (No es recomendable acceder a este lugar si van solos es peligroso).
También se puede acceder al hocino si vienen desde Teruel, por Pancrudo, desvío a Cervera del Rincón (6 Km.) antes de entrar a Cervera desvío a la izquierda dirección Las Parras, al llegar a los corrales mencionados antes podemos dejar el coche.
Los lectores que puedan disfrutarlo que lo hagan en vivo y a los que lo vean a través del vídeo he procurado darle un poco más de calidad a la imagen para que se vea en todo su esplendor, espero les guste.
Temas relacionados:
Hocino de Las Palomas - Las Parras de Martín
El entorno de El Pajazo en Martín del Río (Teruel), incluído en la ruta Camino del Cid

domingo, mayo 02, 2010

NOSTALGIA DE ADOLFO SUÁREZ

Suárez en campaña con el CDS



El domingo 22 de enero de 1995, Diario 16 publicaba con este mismo título un extenso artículo sobre Suárez, al cumplirse catorce años de su dimisión, extraigo para ustedes unas declaraciones que hizo en el momento de dejar el cargo y otras en 1995.
En 1981, dijo: “He perdido la credibilidad, he perdido a la prensa, he perdido a la opinión pública, he perdido a la calle y ahora he perdido a mi propio partido. Quiero que mis hijos no me miren con el recelo de que realmente es verdad lo que dicen de mi los periódicos. No soy tan desalmado. No estoy aferrado al poder ni al cargo. Soy capaz de hacer un gesto noble que pueda devolver a este país su fe en las instituciones democráticas....”
Siempre según Diario 16, a los catorce años de su dimisión hizo estas declaraciones:”He sido un hombre cuya vocación permanente ha sido la política, que ya he abandonado de forma definitiva...Los hombres se niegan a aceptar a aquellos que vulneran las normas éticas y vuelven los ojos hacia un concepto muy distinto de la política: la política como servicio a la comunidad, como participación de todos con el fin de lograr la paz, la concordia y el entendimiento mutuo”
Por su parte Victoria Prego en el libro conmemorativo de 25 años de Democracia dedicado a Adolfo Suárez dice entre otras cosas.
La estrategia de la reforma era actuar con la máxima rapidez posible. Primero porque parecía claro que el desencanto que se producía con mi nombramiento había que llenarlo con hechos muy concretos y a muy cortísimo plazo, ante los medios de comunicación, los sectores intelectuales y, de manera muy especial, ante los partidos políticos, que aquella operación iba en serio, que aquella etapa que iniciábamos tenía como finalidad que todos los españoles pudiéramos ser protagonistas de nuestro destino político.
Claro, hay mucha gente que cuando habla de la transición cree que estaba milimétricamente pensada desde el principio, hasta el final, y no es verdad. Estaba pensado o, mejor dicho, estaba señalado cual era el objetivo: lograr un cambio político en España desde un régimen autoritario a un régimen democrático al menor costo posible para los ciudadanos, con los menores traumas posibles y con una base suficientemente sólida que nos permitiera suponer que aquello iba a ser duradero....Para no confundir al lector el Rey llamó a Adolfo Suárez para nombrarlo Presidente el 3 de junio de 1976.
Otro fragmento interesante, extraído del libro de Victoria Prego es el siguiente, (El propio Suárez nos comenta como en los anteriores, la visión que tenía ante sus ojos con el hemiciclo lleno después de haber ganado las elecciones el 15 de junio de 1977, la escena corresponde a la sesión de investidura el 22 de julio de 1977: “Aquel fue para mi un acto de sentimientos complejos. Allí estaba gente que, como yo, había salido del régimen anterior, gente de más edad que yo que incluso había participado en la guerra civil en el lado de Franco y en el lado contrario, gente que venía por lo tanto, de “la otra España” como Santiago Carrillo, como Dolores Ibárruri, como muchos más. Aquella era realmente una escena que, cuanto habríamos soñado muchos españoles durante mucho tiempo. Yo lo había hecho desde luego pero de una manera muy especial desde que fui Presidente del Gobierno: una escena como aquella en la que, sin renunciar ninguno a sus ideas, todos pueden ejercer su derecho a expresarlas, independientemente del respaldo popular que obtengan”.
La historia de la democracia española comienza ese día con los primeros pasos de unas Cortes representativas de la voluntad popular.
La foto que ilustra este post la hice en el Gran Hotel de Zaragoza, Suárez hacia campaña electoral para su nuevo partido el CDS.
Fuentes: Diario 16 (Autor del reportaje Francisco Javier Gil) – Adolfo Suárez. La apuesta del Rey (1976-1981) de Victoria Prego, Biblioteca El Mundo

jueves, abril 08, 2010

FOTOGRAFÍAS ESTEREOSCÓPICAS DE LEONARDO BUÑUEL – EXPOSICIÓN CBC CALANDA (TERUEL)

Busto de Buñuel en el CBC

Nos cuenta Buñuel en su libro de memorias “Mi último suspiro”. “El padre de mi padre era un “labrador rico”, lo cual quiere decir que era dueño de tres mulas. Tuvo dos hijos uno se hizo farmacéutico y el otro -mi padre- se fue de Calanda con cuatro compañeros para hacer el servicio militar en Cuba, que todavía pertenecía a España.

A su llegada a Cuba, le hicieron rellenar y firmar un formulario. Como gracias a su maestro, tenía muy buena letra, lo destinaron a oficinas. Sus compañeros murieron de malaria.

Cuando terminó el servicio, mi padre decidió quedarse. Entró en una empresa en calidad de encargado, mostrándose activo y formal. Algún tiempo después fundó su propia ferretería, almacén de venta de herramientas, armas, esponjas y artículos diversos. Un limpiabotas que iba a visitarlo todas las mañanas se hizo amigo suyo, al igual que otro empleado. Mi padre les confió el negocio en comandita y regresó a España con una pequeña fortuna poco antes de la independencia de Cuba (Independencia que en España se acogió con indiferencia. Aquel día la gente fue a los toros como si nada.)

A su regreso a Calanda a los cuarenta y tres años, mi padre se casó con una muchacha de dieciocho, mi madre, (María Portolés) compró muchas tierras y mandó construir la casa y La Torre.”

Portada catálogo exposición

MISTERIOS DE UN FOTÓGRAFO

Leonardo Buñuel, el padre del cineasta, nació en Calanda el año 1854. Buñuel nos sigue contando en sus memorias. “Conservo una veintena de fotografías hechas en 1904 y 1905 por un amigo de la familia. Merced a un aparato de la época, se ven en relieve. Mi padre, fornido con un gran bigote blanco y, casi siempre con sombrero cubano (salvo una en la que está con canotier). Mi madre, a los 24 años, morena, sonriendo a la salida de misa, saludada por todos los notables del pueblo. Mis padres posando con sombrilla....(Fuente: catálogo de la exposición)

Estas fotografías, en realidad cuarenta y tres delicadas planchas de vidrio de 6 x13 centímetros, han permanecido en el ámbito familiar hasta su exhibición por primera vez en el CBC. Fotografías que aportan un interesante conocimiento sobre el imaginario de la infancia de Luis Buñuel, de esa parte fundamental como todos sabemos, en la formación de los adultos. Buñuel nunca olvidaría los años de su niñez en Calanda....(Fuente: catálogo de la exposición)

Más información en: www.cbcvirtual.com

La exposición puede visitarse en el Centro Buñuel Calanda hasta finales de abril.


martes, enero 19, 2010

ROBERT CAPA - EL HOMBRE Y EL MITO


Por Richard Whalen
En diciembre de 1938, fecha en la cual Robert Capa, que por aquel entonces contaba veinticinco años, acababa de pasar dos años haciendo reportajes de las guerras de España y China, la revista británica “Picture Post” publicaba un artículo monográfico de 11 páginas en el que aparecían las fotografías de su última batalla encabezadas por una fotografía del propio Capa, debajo de la cual se leía “El fotógrafo de temas bélicos más grande del mundo: Robert Capa”. La etiqueta hizo fortuna, y Capa -que había hecho reportajes de la II Guerra Mundial, de la Guerra de la Independencia israelí y de la Guerra de Francia contra Indochina- sigue siendo considerado por el común de las gentes un fotógrafo de temas bélicos. Sin embargo cuatro años de investigación para la elaboración de su biografía (publicada por Alfred A. Kanopf, de Nueva York), trabajo que ha comportado entrevistas con más de 150 personas que lo conocieron, así como un estudio concienzudo de todas sus copias de contacto, fotos primitivas e historias seriadas, ha revelado que la obra de Capa no puede catalogarse en términos tan simples.

Fuente: revista Foto Profesional abril de 1986


UN HOMBRE LEGENDARIO 
Por Richard Whalen
Al igual que su obra, el hombre Capa era mucho más complejo de lo que parecía a primera vista. Conocido como “bont vivant” y amigo de artistas y directores de cine, escritores famosos y personas del mundillo del arte -entre los que figuraban Ingrid Bergman, John Huston y Picasso-, Capa creó y cultivó una fachada exterior de persona exhuberante y extrovertida detrás de la cual se escondía una gran tristeza y una inmensa soledad. La vida de Capa estaba marcada por la dualidad -alegría y desesperanza, éxito y lucha, realidad y leyenda-, dualidad que sostuvo una guerra constante en su interior.
Robert Capa era, por naturaleza, un conversador, al que le encantaba deleitar a sus amigos con anécdotas divertidas sobre sus aventuras, desventuras y situaciones peligrosas de las que había escapado por los pelos. Y si añadía o modificaba algunos detalles a fin de conseguir unos efectos cómicos o quizás dramáticos..., ¿qué importaba? Después de todo, ¡es tan absurda la vida! El tenía una intuición que le decía cómo podía haber sido todo. Así pues, ¿por qué limitarse a la mera realidad? Fue así como nacieron muchas de las leyendas sobre Capa, aceptadas hoy como auténticas, leyendas que plantean especiales problemas al biográfo, puesto que la vida de Capa se compone de tantos episodios improbablemente picarescos, pero reales, que a menudo resulta difícil separar la realidad de su vida de los mitos que han ido proliferando a su alrededor.

Fuente: Revista Foto Profesional Nº 40 – abril de 1986


UN SEUDONIMO COMO OPERACIÓN DE MARKETING
Por Richard Whalen


Foto de Robert Capa tomada en Teruel
El mismo nombre de “Robert Capa” es ya una falacia. Su verdadero nombre era Endre (Andrés) Friedmann y había nacido en 1913, en Budapest, donde sus padres tenían un salón de alta costura. El fotógrafo se fabricó el nuevo nombre en París, en la primavera de 1936, cuando sus luchas por el éxito comenzaban a resultarle remuneradoras. Después de varios años de encargos muy esporádicos (las cosas se le habían puesto tan mal a finales de 1935 que llegó a escribir a su madre que estaba buscando trabajo en el cine, “porque he perdido toda esperanza en la fotografía”), tuvo por fin ocasión de trabajar de manera continuada y de hacer dinero suficiente para ir tirando sin necesidad de recurrir a préstamos y artimañas ni a tener que escapar de los sitios donde vivía en plena noche. Pero como seguía sin estar satisfecho de los resultados, él y su novia Gerda Taro, idearon un plan. Según contaría años más tarde (pese a que no todos los detalles resisten el rigor de un atento escrutinio), decidieron inventarse el personaje de un fotógrafo americano rico, famoso....y totalmente imaginario, llamado Robert Capa. Andre, que se hacía pasar por operador de laboratorio de Capa, sería quien haría realmente las fotos que Gerda, que trabajaba para una agencia de fotografía, se encargaría de vender como originales de Capa. Si algún editor quería ver a Capa o entrevistarse con él, ya se encargaría Gerda de inventarse una excusa para evitar el imposible encuentro.
Al principio la treta dio resultado, o por lo menos así lo cuenta la historia. Gerda en su papel del “fabuloso Capa”, sabía convencer a los editores parisinos de que sería insultante para la fama internacional de su cliente que sus fotografías se vendieran por menos de 150 francos cada una, tres veces la tarifa habitual. Los editores pagaban de mil amores las fotografías de “Capa”, las mismas fotografías por las que no habrían pagado ni siquiera 50 francos de haber sabido que eran obra de un emigrado llamado Andre Friedman. Es un hecho, como ya sospechaba Andre, que nada sabe bien si no está por medio la ilusión del éxito.
Fuente: Revista Foto Profesional nº 40 abril de 1986


EL PRECIO DE LA LEYENDA
Por Richard Whalen


Foto de Robert Capa tomada en Teruel
Cuando Andre se propuso hacer reportajes de la Guerra Civil española, empezó presentándose como Capa, apropiándose de ese modo la personalidad y el destino de aquel personaje imaginario. Si la nueva identidad le abría nuevas puertas (no en vano el nombre tenía sonoridades hispánicas), también imponía exigencias, ya que a partir de entonces sus realizaciones (por lo menos a la hora de referirlas) debían estar a la altura de la fama de Robert Capa, cuya identidad había sido urdida en un primer momento. Corrió enormes riesgos en Madrid en ocasión de los bombardeos y en sus incursiones al frente, y las fotografías que había obtenido eran soberbias, pero esto no bastaba. Entendía que sus fotografías debían ir acompañadas de historias de peligros exagerados, por muy buenas que aquellas fueran en sí. En cualquier caso, el taimado Capa estaba convencido de cuanto más pudiera convencer a sus editores de que había puesto en peligro su vida para sacar las fotografías, más obligados se sentirían a pagarle bien. Urdir una leyenda no era solo una manera de entretener a sus amigos, sino también un negocio. La leyenda se pagaba.
Sin embargo esta actitud no influía en nada aquella idea de la cual estaba cada día más convencido de que en la guerra había algo más que acción y aventura. Las fotografías tomadas en Madrid durante los primeros días del sitio dejaban perfectamente aclarado que estaba empezando a comprender que la verdad sobre la guerra no estaba solamente en el calor de la batalla, en la fachada oficial, sino también al margen de los acontecimientos, en los rostros de los soldados que soportaban el frió, la fatiga y el aburrimiento detrás de las trincheras, o de la población civil, castigada por el miedo, el sufrimiento y la muerte. Pese a que Capa ha sido clasificado básicamente como un fotógrafo de temas bélicos, en realidad fue, a lo largo de toda su carrera, fotógrafo sobre todo de seres humanos, y muchas de sus fotografías de guerra (incluso las tomadas en el fragor de la batalla) no son tanto crónicas de acontecimientos como estudios extremadamente comprensivos y compasivos de personas sometidas a condiciones extremas de tensión. Como escribía John Hersey en 1947, es muy cierto que “por encima de todo -que es lo que muestran sus fotografías-, Capa, que tantas energías había gastado en fraguar invenciones en torno a su propia persona, sentía una simpatía profunda y humana por los hombres y las mujeres que son prisioneros de la realidad”
Fuente: Revista Foto Profesional nº 40 abril de 1986

 LA ESPOSA MUERTA
Por Richard Whalen


Gerda Taro y Robert Capa
Capa enseñó a Gerda Taro a usar la cámara y durante buena parte del primer año de la Guerra Civil española trabajaron como colaboradores, primero publicando su obra conjunta bajo el nombre de “Capa”, después con sus nombres unidos por un guión y, finalmente, publicando cada uno por separado sus propios reportajes. Al morir Taro, aplastada por un tanque republicano fuera de control, en la batalla de Brunete, en julio de 1937. Capa se sintió desolado por aquella desgracia. Parece que en algún momento de aquella primavera había pedido a Gerda que se casara con él y que ella lo había rechazado (a lo que se ve, a medida que la independencia profesional y el prestigio de la joven iban en aumento, crecía también su independencia emocional) pese a todo, Capa seguía profundamente enamorado de ella y, de hecho, se convirtió en su esposa muerta. En efecto, después de muerta, nada impidió que Capa pudiera decir a la gente que estaban casados, y es indudable que él se sentía tan unido a ella como si lo hubieran estado realmente.
Muchas de las cosas que había visto y vivido ese joven de veintitrés años le habían enseñado que era demasiado peligroso estar demasiado apegado a las cosas o a las personas, puesto que suponía un riesgo de terribles dolores. Su exilio de Hungría por actividades izquierdistas a los 17 años lo había separado de su familia. Tanto en Berlín (de donde había tenido que salir al acceder Hitler al poder) como en París aprendió todavía más cosas acerca de la temporalidad y la muerte. En España por otra parte, también tuvo que ser testigo de toda suerte de calamidades.

FUENTE: REVISTA FOTO PROFESIONAL Nº 40 ABRIL DE 1986