Por: Fr. Juan Devesa Blanco
Comenzó el noviciado el
30 de mayo de 1902 y emitió la Profesión de Votos Simples el 31 de
mayo de 1903. Contento en aquel ambiente de piedad y estudio, no fue
todo, sin embargo, miel sobre hojuelas para el joven movedizo y
ocurrente y el último de los compañeros. Fue visto más de una vez,
a la hora de la meditación matutina, de rodillas en medio del coro
del Olivar, con su almohada al hombro; por habérsele pegado la oreja
más tiempo del que permitía el horario, en aquellas gélidas
mañanicas del frio invierno, en las que soplaba la cellisca y el
calorcico de las mantas invitaba suavemente a traicionar el cruel
reglamento. ¡Pero allí estaba el asceta, el severo, el exactísimo
P. Ramón Martín, que hacía cumplir porque cumplía!
El año 1905 pasó Fr.
Bienvenido, con los demás Coristas, a Lérida, donde prosiguió los
estudios clericales y tuvo como profesor de Teología Dogmática al
sabio y santo y cultísimo escritor mercedario Fr. Manuel Sancho
Aguilar. Al que sorprendían y preocupaban los geniales ramalazos del
estudiante contra la Filosofía y Teología tradicionales que, según
el filósofo en ciernes, eran incapaces de poner un eficaz tapabocas
a los corifeos del moderno agnosticismo. El P. Manuel Sancho,
recordando que “la piedad es útil para todo” procuraba instilar
en el alma joven y ardiente del recalcitrante todos los tesoros de su
virtud acrisolada, amén de proseguir con las explicaciones de los
artículos de la “Suma” del Aquinate.
Hizo la profesión de
Votos Solemnes el 14 de junio de 1908, en Lérida, donde asimismo
recibió las órdenes del Subdiaconado y Diaconado, coronadas por la
de Presbiterado recibida el 6 de octubre de 1909.
Hasta el año 1920
continuó en Lérida y, mientras daba clases en nuestro Colegio de la
calle de San Antonio, completó con brillantez los estudios civiles y
eclesiásticos, obteniendo el título de Licenciado en Filosofía y
Letras, con premio extraordinario, por la Universidad de Barcelona,
el año 1917; y los de Doctor en Derecho Canónico y Sagrada
Teología.
Desempeñó con acierto
(aunque no fuera el gobierno su fuerte) los cargos de Rector de
Lérida (1922-1925); y Prior de Barcelona (1932-1935) y (1939-1942).
Fue Definidor Provincial dos periodos (1919-1922; 1939-1942). Asistió
como Diputado por la Provincia de Aragón a los Capítulos Generales
de los años 1950 y 1956, manifestando en ellos ardientes deseos de
renovación de la Orden y proponiendo puntos de vista necesarios y
adecuados para conseguirlo.
Pasó el año 1927 a
Puerto Rico, y trabajó infatigablemente para contrarrestar el daño
que habían producido los protestantes en aquellas desatendidas
cristiandades. Se dio tal maña que, a mandoble limpio de su cálida
y brillante oratoria, de su temible pluma y de su oración
sacrificada, redujo al silencio a cuantos oradores de la reforma
probaron fortuna. El día 1º de octubre del año 1929 estaba de
nuevo en Barcelona para reincorporarse a su Colegio de Lérida y
proseguir con sus clases con sus lecturas filosófico-teológicas y
con sus meditaciones trinitarias.
En Barcelona le
sorprendió la guerra civil con sus horrores, amenazas, registros,
búsquedas y sobresaltos. Pudo huir del infierno rojo el año 1937, y
se trasladó con el P. Jaime Monzón a Roma para informar a la Curia
General de lo que pasaba en España.
Fuente: Libro Bienvenido
Lahoz Lainez. Una vida, una vocación, un mensaje. 1971. Autor del
reportaje: Fr. Juan Devesa Blanco
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