El domingo 22 de enero de 1995, Diario 16 publicaba con este mismo título un extenso artículo sobre Suárez, al cumplirse catorce años de su dimisión, extraigo para ustedes unas declaraciones que hizo en el momento de dejar el cargo y otras en 1995.
En 1981, dijo: “He perdido la credibilidad, he perdido a la prensa, he perdido a la opinión pública, he perdido a la calle y ahora he perdido a mi propio partido. Quiero que mis hijos no me miren con el recelo de que realmente es verdad lo que dicen de mi los periódicos. No soy tan desalmado. No estoy aferrado al poder ni al cargo. Soy capaz de hacer un gesto noble que pueda devolver a este país su fe en las instituciones democráticas....”
Siempre según Diario 16, a los catorce años de su dimisión hizo estas declaraciones:”He sido un hombre cuya vocación permanente ha sido la política, que ya he abandonado de forma definitiva...Los hombres se niegan a aceptar a aquellos que vulneran las normas éticas y vuelven los ojos hacia un concepto muy distinto de la política: la política como servicio a la comunidad, como participación de todos con el fin de lograr la paz, la concordia y el entendimiento mutuo”
Por su parte Victoria Prego en el libro conmemorativo de 25 años de Democracia dedicado a Adolfo Suárez dice entre otras cosas.
“La estrategia de la reforma era actuar con la máxima rapidez posible. Primero porque parecía claro que el desencanto que se producía con mi nombramiento había que llenarlo con hechos muy concretos y a muy cortísimo plazo, ante los medios de comunicación, los sectores intelectuales y, de manera muy especial, ante los partidos políticos, que aquella operación iba en serio, que aquella etapa que iniciábamos tenía como finalidad que todos los españoles pudiéramos ser protagonistas de nuestro destino político.
Claro, hay mucha gente que cuando habla de la transición cree que estaba milimétricamente pensada desde el principio, hasta el final, y no es verdad. Estaba pensado o, mejor dicho, estaba señalado cual era el objetivo: lograr un cambio político en España desde un régimen autoritario a un régimen democrático al menor costo posible para los ciudadanos, con los menores traumas posibles y con una base suficientemente sólida que nos permitiera suponer que aquello iba a ser duradero....Para no confundir al lector el Rey llamó a Adolfo Suárez para nombrarlo Presidente el 3 de junio de 1976.
Otro fragmento interesante, extraído del libro de Victoria Prego es el siguiente, (El propio Suárez nos comenta como en los anteriores, la visión que tenía ante sus ojos con el hemiciclo lleno después de haber ganado las elecciones el 15 de junio de 1977, la escena corresponde a la sesión de investidura el 22 de julio de 1977: “Aquel fue para mi un acto de sentimientos complejos. Allí estaba gente que, como yo, había salido del régimen anterior, gente de más edad que yo que incluso había participado en la guerra civil en el lado de Franco y en el lado contrario, gente que venía por lo tanto, de “la otra España” como Santiago Carrillo, como Dolores Ibárruri, como muchos más. Aquella era realmente una escena que, cuanto habríamos soñado muchos españoles durante mucho tiempo. Yo lo había hecho desde luego pero de una manera muy especial desde que fui Presidente del Gobierno: una escena como aquella en la que, sin renunciar ninguno a sus ideas, todos pueden ejercer su derecho a expresarlas, independientemente del respaldo popular que obtengan”.
La historia de la democracia española comienza ese día con los primeros pasos de unas Cortes representativas de la voluntad popular.
La foto que ilustra este post la hice en el Gran Hotel de Zaragoza, Suárez hacia campaña electoral para su nuevo partido el CDS.
Fuentes: Diario 16 (Autor del reportaje Francisco Javier Gil) – Adolfo Suárez. La apuesta del Rey (1976-1981) de Victoria Prego, Biblioteca El Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario