lunes, mayo 13, 2013

FRANCISCO LOSCOS BERNAL


SAMPER DE CALANDA 1823 – CASTELSERÁS 1886
Farmacéutico rural que, desde un pequeño rincón de Aragón, consiguió proyectar su obra botánica hasta las universidades más pretigiosas de Europa, donde fue elogiosamente valorada. Sus trabajos siempre serán básicos para la redacción de la Flora de Aragón, obra que continúa siendo un reto para los naturalistas aragoneses. Supo aglutinar a un numeroso grupo de botánicos, y dio así lugar a la denominada posteriormente Escuela de Loscos que constituiría, en cierta medida, un antecedente aragonés del trabajo científico en equipo.

Realizó sus primeros estudios en las Escuelas Pías de Alcañiz y Zaragoza. Florencio Ballarín ejerció reconocida influencia sobre el desarrollo de su fuerte vocación por las ciencias naturales, transmitiéndole el espíritu de trabajo y rigor científico de Asso y Echeandía. Eligió la Facultad de Farmacia para realizar sus estudios superiores, y obtuvo el grado de licenciado por la Universidad de Madrid en 1845. Establecido como farmacéutico en Chiprana (Zaragoza), dedicó sus primeros trabajos científicos al estudio de los seres vivos habitantes de la laguna salada, preferentemente en los aspectos botánico y entomológico. Sus relaciones con José Pardo Sastrón decidieron, en buena parte, la orientación exclusivamente botánica de sus trabajos posteriores.
Ejerció su profesión en Castelserás, Calaceite, Peñarroya y Castelserás por segunda vez y definitivamente. Recorrió toda la provincia de Teruel y gran parte de Aragón en múltiples y continuas excursiones botánicas. Olvidando intereses económicos se entregó íntegramente al estudio de la flora aragonesa, sufriendo contrariedades e incomprensiones. Aislado, sin libros ni herbarios y con el bondadoso concurso de otros compañeros y su amistad con Pardo como únicos estímulos externos, se relacionó con sabios botánicos extranjeros y paulatinamente fue demostrando la mala fe de sus impugnadores.
Reunió sus trabajos con los de Pardo Sastrón, e intentó publicarlos en España, pero el éxito no acompañó a sus gestiones y nadie aceptó el manuscrito, ni siquiera el Instituto Farmacéutico Aragonés, ejemplar entidad científica que ya entonces se hallaba en franca decadencia precisamente por motivos económicos. Decidieron acudir a Willkomm y el ilustre naturalista, demostrando un amor a la ciencia que en España nunca se ha prodigado, publicó a sus expensas el trabajo: en 1863 y bajo el título de Series inconfecta plantarum indigenarum Aragoniae, apareció impresa en Dresde (Alemania) una de las obras científicas más genuinamente aragonesas de todos los tiempos. Willkomm puso de manifiesto la importancia de la misma no solamente para la flora de Aragón, sino para la flora española y resaltó la falta de medios así como las injustas ofensas padecidas por los autores; en ella se catalogan 2.460 especies de las cuales 26 eran nuevas, aunque algunas dejaron de serlo al descubrirse posteriormente su afinidad con otras ya conocidas en diversos puntos.