lunes, noviembre 12, 2012

AZAFRÁN - EL ORO ROJO DEL JILOCA


El azafrán: ¿la especia más cara del mundo? Por lo menos, una de las más desconocidas. Esta misteriosa planta que tiene muchas aplicaciones en nuestra cocina, se emplea también como medicinal, planta tintórea, en perfumería, y es muy fácil de obtener. Tiene flores preciosas, y aunque no se cultive intensamente, unas cuantas ringleras de azafrán sirven de adorno floral en una huerta, como sucede con otras como el maíz o el girasol.
Las hebras misteriosas del Azafrán se utilizan en la cocina, para impregnar a nuestros guisos de un aroma muy característico y de un color rojizo. Para ello se han debido seleccionar previamente las hebras de la flor y tostarlas muy lentamente.
El azafrán siempre ha ido acompañado de su precio, precediéndole la fama de ser la especia más cara del mundo. Nada más lejos de la realidad, ya que quien quiera considerar al azafrán como una especia de precio prohibitivo es porque así lo quiere. La diferencia de precios con colorantes artificiales o de dudosa procedencia es escasa en el costo total del preparado que vamos a cocinar, mientras que en sabor y en aroma es absolutamente superior. Desechado el prejuicio inicial, vamos a dar alguna noticia de nuestra especia protagonista.
Parece que estamos acostumbrados a saber que casi todas las especias más apreciadas, proceden del Extremo Oriente. En el caso del azafrán, su procedencia es estrictamente mediterránea. El origen se centra en un amplio territorio que abarca desde Macedonia hasta el Poloponeso y Asia menor, es decir, la zona más oriental del Mediterráneo. Hay indicios de azafrán espontáneo o cimarrón en las costas adriáticas de Italia. Por lo general el azafrán se extiende por todo el mundo en una banda comprendida entre los 20 y 35º de latitud norte.
Crocus Sativus es el nombre que los sabios botánicos le pusieron, en recuerdo de una leyenda del mitológico personaje Croco, agredido por un dios griego, que sembró de purpúreas gotas de sangre provenientes de su cabeza un prado, de donde surgieron las rosas del azafrán. Los árabes le decían Az-zafaran , la cosa rojiza, fueron los que extendieron mucho su empleo, haciéndolo ingrediente popular e indispensable para todo tipo de tafayas, mirkas de variado origen, platos de cereales diversos, salsas generosas y postres de alegre aroma y color. Y de esta forma se quedó anclado en los usos culinarios de nuestro país, condimentando los manjares populares y tiñendo los despotricados platos de ventas y casas.
Van pasando los años y comienza el declive del azafrán. A partir del esplendor medieval, las fórmulas de cocina que recogen su empleo van decreciendo. Los gustos más refinados parecen separarse de un producto que ya casi cualquier persona podía obtener fácilmente y la cocina selecta, burguesa y noble, abandona progresivamente nuestra especia. A ello se le suma la irrupción masiva del polvo de pimiento hacia el año 1810. El pimentón pulverizado, cuando era seco o majado, si se trataba de fresco, formaba parte de muchas fórmulas culinarias y chacineras, pero el “invento de la murciana tía Maiana” de triturar en molinos harineros el pimiento seco, hizo que el pimentón invadiese las cocinas hispanas y acabase además superando en el camino de la exportación hacia América (¡paradoja del retorno al origen!) al azafrán.
Después, la progresiva incorporación de colorantes de otro tipo ha supuesto un rudo golpe para nuestra especia. En la actualidad, a la zaga del renacimiento de las grandes cocinas europeas, parece que el azafrán vuelve a tener un papel algo mayor en la cocina española. La alta calidad del azafrán aragonés (muy bueno, pero muy poco) es pareja a la reconocida del manchego.
Fuente: Revista divulgativa D.G.A. Autores: A. C. S. Centro de Estudios Rurales y Agricultura Internacional (CERAI).-J. H. E. Ingeniero Agrónomo, Departamento de Agricultura y Alimentación.-M. J. P. Médico y miembro del equipo de Investigación Multidisciplinar en Alimentación Humana.